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martes, 26 de julio de 2011

La culpa la tiene mamá


TÍTULO ORIGINAL La prima cosa bella (The First Beautiful Thing)
AÑO 2010
DURACIÓN 122 min.
PAÍS Italia
DIRECTOR Paolo Virzì
GUIÓN Paolo Virzì, Francesco Bruni , Francesco Piccolo
MÚSICA Carlo Virzì
FOTOGRAFÍA Nicola Pecorini
REPARTO Valerio Mastandrea, Micaela Ramazzotti, Stefania Sandrelli, Claudia Pandolfi, Marco Messeri, Fabrizia Sacchi
PRODUCTORA Motorino Amaranto / Medusa Film / Indiana Production Company
PREMIOS 2010: Premios del Cine Europeo: Nominada al Mejor director
2010: David di Donatello: Mejor actor (Valerio Mastandrea), actriz y guión. 18 nominaciones
GÉNERO Comedia | Comedia dramática

Sexta película de Paolo Virzi que consiguió 3 premios Donatello (los Goya italianos) en las categorías de mejor actor, actriz y guión.

Entre saltos en el tiempo y con mucho tino, Virzi filma La prima cosa bella, una comedia dramática que siempre mantiene al espectador con la sensación de que ha pasado dos horas maravillosas sentado en una butaca viendo cine.

La historia que nos cuenta es la de Anna Nigiotti (Ramazzotti) que en 1971 fue elegida en las fiestas de Livorno como la madre más bella de la ciudad. También nos cuenta cómo ha influido esta mujer en sus hijos, Bruno (Mastrandea) y Anna (Sandrelli), sobre todo sus frivolidades de cara a los hombres. Su marido la echó de casa y ella acarreó a los hijos de casa en casa, de varón en varón, hasta que, una vez ya entrada en la tercera edad, los hijos, ya con vida propia, se vuelven a reunir para pasar los últimos días con su enferma madre. Durante estos días los hermanos se reencuentran, no sólo físicamente sino emocional y fraternalmente. Se recuperan como hermanos. Hablan sus temas y el mal que les ha hecho todo lo vivido durante su infancia y juventud.

La película tiene muchas tramas. La vida de Anna, en todas las etapas que se muestran. Las vidas particulares de los hijos, y la vida en común de todos ellos durante los tres momentos que se destacan, de los cuales sería difícil seleccionar alguno como el mejor de todos ellos puesto que todos son sensacionales. Virzi logra a la sexta su consagración como director. Los tres premios y las 18 nominaciones así lo aseguran. Las interpretaciones son maravillosas, imborrables a la retina y recuerdo del espectador. Mastrandea borda su papel de hombre infeliz, drogodependiente, que necista amor y cuya madre, con sus actos, le llegó a hundir la vida. Sandrelli está guapísima y su papel de hemana pequeña y también falta de amor y de unos valores contrarios a los de su madre hace muestra de sus deficiencias. Pero quien brilla por encima de cualquiera de todos ellos el bellísima Micaela Ramazzotti, mujer en la vida real del director de la película. Recuerda a la mejor Sofía Loren en sus años de juventud. Tiene luz propia.

La música acompaña perfectamente en todo momento al filme. La ambientación es perfecta. Quizás el emplazamiento donde se ha grabado no sean los más bonitos, pero esos lugares que se muestran también son Italia. Con esto y todo lo mencionado solo cabe recalcar que La prima cosa bella es una gran película, un clásico antes de ser considerado como tal. Una deliciosa comedia, realista y fabulista según el personaje y el momento de cada personaje. Es una obra maestra.
Lo mejor: el guión y los actores.
Lo peor: no me gusta Livorno
Nota: 9

Este es el salón, aquí, a veces, come gente


TÍTULO: Principiantes
TÍTULO ORIGINAL Beginners
AÑO 2011
DURACIÓN 105 min.
PAÍS USA
DIRECTOR Mike Mills
GUIÓN Mike Mills
MÚSICA Roger Neill, Dave Palmer, Brian Reitzell
FOTOGRAFÍA Kasper Tuxen
REPARTO Ewan McGregor, Christopher Plummer, Mélanie Laurent, Goran Visnjic, Bill Oberst Jr., Lou Taylor Pucci, Jodi Long, Kai Lennox, Jessica Elder
PRODUCTORA Focus Features / Olympus Pictures / Parts and Labor
WEB OFICIAL www.beginners.es
GÉNERO Drama. Romance | Familia. Enfermedad. Homosexualidad

Hacia tiempo que una película no mostraba una pareja en el cine tan brillante y compenetrada como la formada por Ewan McGregor y Melanie Laurent.
La película cuenta la historia de un joven cuyo padre, enfermo, antes de morir, le comunica que es gay. El chico, ya de por sí un hombre un tanto frustrado, infeliz, agobiado interiormente, se hace cargo de su padre, le cuida, y al morir, hereda la casa y al perro. Entonces, cuando menos se lo espera, en una fiesta en la que él está un tanto aburrido conoce a una joven con carácter parecido que le pone la vida patas arriba. Se enamoran, y deciden ir poco a poco afianzando la relación.
La película va jugando con saltos en el tiempo, la vida con el padre y la vida que lleva el joven con la chica, y así uno logra entender la personalidad del personaje de McGregor. A lo largo del filme se puede ver como sus padres, un padre prácticamente ausente, y una madre más que rara le crean un caracter austero a un jóven que es bastante necesitado de amor y que curiosamente lo encuentra en una mujer también falta de éste. Por ello, cuando se juntan la pantalla brilla, todo es perfecto. Las conversaciones son más que originales y reales. El perro juega un gran papel que ayuda muchísimo a entender el carácter del protagonista.
El cine independiente se ha superado con esta película donde se retoman las grandes interpretaciones y las grandes historias, no las épicas, sino las cotidianas, las que ayudan a vernos reflejados. Además de que esta película da una gran visión humanista de la vida.
Lo mejor: La presentación de la casa de McGregor al perro.
Lo peor: Goran Visjnic, no le pega mucho el papel.
Nota: 9

En el fondo sí, amigos


TÍTULO ORIGINAL: Amigos...
AÑO 2011
DURACIÓN 90 min.
PAÍS España
DIRECTOR Borja Manso, Marcos Cabotá
GUIÓN Borja Manso, Borja Cobeaga
MÚSICA Sergio de la Puente
FOTOGRAFÍA Mario Montero
REPARTO Ernesto Alterio, Diego Martín, Alberto Lozano, Goya Toledo, Manuela Velasco
PRODUCTORA Dark Light Productions / Telecinco Cinema
PREMIOS 2011: Festival de Málaga: Premio del Público
GÉNERO Comedia | Amistad

Españolada con el sello Cobeaga en el guión, y se nota. Los gags son muy frescos, están al día, son buenos, no son casposos, son naturales, son ácidos.
Los actores levantan una película que en sí tampoco tiene mucho, un grupo de amigos aficionados a las apuestas reciben de parte de uno de sus amigos recién fallecido la última apuesta, a ver cual de ellos obtiene más share en tv, quien gane recibirá 17 millones, su herencia. Aquí arranca Amigos, porque claro está aceptan la apuesta, por eso de que era la última voluntad de su amigo más que por el suculento premio.
Es aquí cuando arranca la excelente y soberbia actuación de Ernesto Alterio, el cual se mueve en la comedia como pez en el agua. Si ya gustó en Días de fútbol ahora con un registro completamente distinto da a su personaje el toque necesario para hacerlo brillante. Sus escenas dentro de Gran Hermano son fabulosas, una verdadera mofa de ese gran programa de telecinco.
Pero algo hay que sacar de la película, y es que pese a que un amigo siempre te ponga a prueba y cree conflicto, si verdaderamente todos son amigos, pese a las diferencias de cada uno, se ayudarán, o no.
Lo mejor: Ernesto Alterio
Lo peor: Cada actor tiene un ritmo distinto
Nota: 6 (divertida, sin más)

Te has sobrado mucho Michael Bay


TÍTULO: Transformers 3: El lado oscuro de la luna
TÍTULO ORIGINAL Transformers: Dark of the Moon (Transformers 3)
AÑO 2011
DURACIÓN 157 min.
PAÍS USA
DIRECTOR Michael Bay
GUIÓN Ehren Kruger
MÚSICA Steve Jablonsky
FOTOGRAFÍA Amir M. Mokri
REPARTO Shia LaBeouf, Rosie Huntington-Whiteley, John Malkovich, Josh Duhamel, Patrick Dempsey, John Turturro, Frances McDormand, Ken Jeong, Peter Cullen, Tyrese Gibson, Kevin Dunn, Alan Tudyk, Lester Speight
PRODUCTORA DreamWorks SKG / Paramount Pictures / Hasbro
WEB OFICIAL http://transformersmovie.com
GÉNERO Ciencia ficción. Acción | Secuela. 3-D. Robots. Extraterrestres

No, no y no. Esto ya es alargar por alargar. ¿Acaso era necesaria?. No hay conexión entre películas. Son todo aventuras nuevas. Y lo peor de todo, con el mismo malo de por medio. Pero así es Transformers, una trilogía cuya primera película gusta, la segunda... bueno y la tercera sobra un poco.
Y mira que Michael Bay es experto en grandes producciones y lleva el sello Spielberg, que se nota sobre todo en el casting y en los efectos especiales.
En cuanto a historia ni siquiera me voy a detener en contarla, un malo transformer llega a la Tierra y quiere acabar con ella y los Transformers buenos junto con sus amigos terrícolas luchan por salvarla, y no me dejo nada.
Las actuaciones, ejem, Dempsey no pega de malo y LaBeouf no pega de bueno. Solo están sensacionales los que habitualmente están bien: Turturro y Malkovich. El resto no se salva. Bueno solo decir que la chica es mejor que Megan Fox, pero vamos, que tampoco aporta mucho más que un poco de belleza al asunto.
Lo mejor: que se acaban, espero
Lo peor: le sobran 20 ó 30 minutos
Nota: 3

Tampoco has cambiado mucho


TÍTULO: Cuando un hombre vuelve a casa
TÍTULO ORIGINAL En mand kommer hjem (When a Man Comes Home)
AÑO 2007
DURACIÓN 92 min.
PAÍS Dinamarca
DIRECTOR Thomas Vinterberg
GUIÓN Thomas Vinterberg, Morten Kaufmann, Mogens Rukov
MÚSICA Johan Söderqvist
FOTOGRAFÍA Anthony Dod Mantle
REPARTO Brigitte Christensen, Morten Grunwald, Ulla Henningsen, Paw Henriksen, Thomas Bo Larsen
PRODUCTORA Coproducción Dinamarca-Suecia
GÉNERO Comedia | Comedia romántica


Ya demostró con su Celebración (1998) que la comedia no se le da nada mal al director danés. Con esta nueva película vuelve al género que prácticamente le dio a conocer hace ya más de doce años.

El director nos cuenta cómo un pueblecito de una ciudad danesa se prepara para la llegada del hijo predilecto, un famoso cantante de ópera que decide reencontrarse con sus orígenes, con lo qu fue. Y se centra en cómo vive la experiencia, Sebastian (Moller Knauer), un joven pinche de cocina que está pasando por una crisis sentimental.

Sebastian acaba de serle infiel a su novia con la nueva ayudante en el hotel, Maria (Mannov Olesen), y está dispuesto a dejar todo lo que ha tenido para irse con Maria, pero María sin embargo en el tiempo que está Hans (Bo Larsen), el tenor, en el hotel tienen un pequeño escarceo amoroso que termina de dejar descolocado a Sebastian. Con estas premisas más la de que Sebastian es como es porque siente la ausencia de un padre que, por lo que le contó en su momento su madre, era un mujeriego, pero sin embargo le dijo que murió atropellado por un tren. Lástima que cuando Hans regresa a la ciudad, la madre de Sebastian le confiesa a su hijo, en plena crisis de pareja con su actual novia Claudia, que su padre está vivo y es Hans.

Con esta trama Vintenberg firma una comedia dramática con un humor muy socarrón, muy negro, que siempre deja al espectador con media sonrisilla en la boca, espectante para la siguiente acción que como es normal no puede ir a mejor salvo que alguno termine por huir, por marcharse. Quizás en esta ocasión Vintenberg peque nuevamente de final feliz, como en todas las comedias y eso le haga, en parte alejarse de lo que él es, un director Dogma. ´

Pese a todo ello, la música, poca, pero necesaria para las transiciones y partes sin diálogo es de notable destacamento y la dirección artística es magistral. Poco se puede decir malo de Thomas Bo Larsen, el cual ya nos fascinó en Celebración y que ahora vuelve, de forma más frívola a deleitarnos con una actuación soberbia.

También los protagonistas Oliver Moller y Ronja Mannov están de sobresaliente, pues ambos muestran perfectamente sus problemas internos y psicológicos y el director además ha sabido reflejar muy bien las situaciones para no dejar que al espectador se le pase nada o se deje algo en el tintero.

Con Cuando un hombre vuelve a casa, Vintenberg parece que vuelve a sus orígenes, a mundos más íntimos y a historias más cotidianas y amables pese a los problemas que siempre pone de por medio el genial director danés. El filme es una película muy notable, casi sobresaliente, muy divertida, de un director que nunca deja a nadie indiferente.

Lo mejor: Los actores, el gúión.
Lo peor: Cine Dogma'95, sólo apto para verdaderos amantes del cine
Nota: 8

Practicamente los mismos chistes


TÍTULO: Resacón 2, ahora en Tailandia
TÍTULO ORIGINAL The Hangover Part II (The Hangover 2)
AÑO 2011
DURACIÓN 102 min.
PAÍS USA
DIRECTOR Todd Phillips
GUIÓN Scot Armstrong, Craig Mazin, Todd Phillips
MÚSICA Christophe Beck
FOTOGRAFÍA Lawrence Sher
REPARTO Zach Galifianakis, Bradley Cooper, Ed Helms, Justin Bartha, Paul Giamatti, Jamie Chung, Ken Jeong, Todd Phillips, Mike Tyson, William A. Johnson
PRODUCTORA Touchstone Pictures / Green Hat Films / Legendary Pictures
WEB OFICIAL http://HangoverPart2.com
GÉNERO Comedia | Secuela

Todd Phillips quiso repetir la fórmula del éxito y lo consigue. La película es todo un éxito, pero en cuanto a contenido deja mucho que desear. Si bien la primera tuvo su gracia porque era la novedad, ésta ya no la tiene, solo algunos puntiyos. Repetir los chistes no siempre fue una buena idea.

La fórmula es la misma, un fiestón del que no tenemos constancia incial y zas, resacón al día siguiente y con un compañero al que hay que encontrar el día antes de una boda cómo no. El único aliciente nuevo es que se han cambiado Las Vegas por Tailandia y que aparece Galifianakis calvo. El resto es prácticamente igual.

La película divierte, pero a la vez decepciona al que le encantó la primera y tiene un mínimo de cultura cinematográfica y sabe cuando se la están dando con queso, como en esta ocasión. Phillips ha recuperado su nivel como director en detrimento del alcanzado con Resacón en Las Vegas. Ya lo bajó con Salidos de Cuentas (2010) y ahora lo baja aún más a su estatus habitual de director mediocre, de humor facilón (el cacaculopedopis que tanta risa hace al vago). No la doy por buena.

Lo mejor: los primeros 15 minutos
Lo peor: no aguanto al chino
Nota: 4,5

domingo, 17 de julio de 2011

Desafío en Gredos (cuaderno de bitácora)

Epílogo

Durante la vuelta a casa me invadió el sentimiento de no querer que se acabase aquello. Me había evadido de Madrid y me lo había pasado muy bien. Por momentos me apetecía dar un volantazo y regresar. Pero para cuando iba a ser valiente de verdad ya estaba en casa. Poco más se puede decir de este viaje, del cual no he dicho que fuese su fin definitivo, solo ha sido una etapa, el viaje sigue. Los que esta vez no han podido venir se les ha echado mucho en falta. Hubiése necesitado ciertas risas y compañías que tuve por ejemplo en Toledo. Ya habrá más ocasiones, otras aventuras, viajes, que sin duda realizaremos.
Este final no es más que unas líneas de agradecimiento a unos grandes amigos. No os enumeraré por si me dejo a alguien. Os pongo la última foto y la siguiente canción, cuya letra define perfectamente la amistad y muchas cosas más. Hay gente que ve reflejado a Cristo y todo.


http://www.youtube.com/watch?v=dDSjXblLt80 (Canción Amigos de guardia)


FIN



J.V.F.

Desafío en Gredos (cuaderno de bitácora): Capítulo IV

El cura campechano

Se me había hecho corto los días en Gredos. Antes de llegar ya quise quedarme, y antes de marcharme ya quería volver. Con este pensamiento en la mente puse la mochila rumbo a la plataforma. Seguí nuevamente los pasos de Javi. Esta vez no cerraba el grupo. No sabía que pasaba tras de mí, luego no puedo contar mucho de la angosta subida que el primer día fue una "agradable" bajadita hacia Auschwitz. Durante la subida tuve tiempo de pensar en muchas cosas. Sobre todo en una que echo en falta más de lo que podría imaginar tras más de un año de ausencia. Los ojos se querían tornar vidriosos, pero la fuerza por no hacerlo y que me vieran de tal sisa no era menester en su sitio tan maravilloso para los sentidos como es Gredos. Al parar brevemente en la primera fuente el grupo se unió. Repostamos los bidones, botellas y cantimploras con el milagroso agua que no necesita el adictivo té ni las gotitas de lejía.
- ¿estás bien, mister?- preguntó Nacho.
- Sí, ahora voy, id tirando- respondí.
Unos pocos metros más arriba hicimos el descanso de unos diez minutos. En el mirador. Una valiente cabra se atrevía a acercarse más de la cuenta a los visitantes en busca quizás de variar un poco su vegetariana dieta por unas galletas, kikos, o salchichón!!
Yo cargaba con la guitarra. Me estuve acordando de a quien se le ocurrió traerla todo el tiempo que cargaba con ella (es broma, no fue todo el rato). Todo el mundo me miraba. Se preguntaban qué diablos hace un tipo con una guitarra aquí. Es como si uno se marcha a subir el Everest y se lleva una guitarra o algo peor, un armario con perchas para que no se le arrugue la ropa (uff se me está llendo demasiado). Tras alcanzar la zona alta de la montañita arrancaba un descenso plagado de domingueros camino a la Laguna Esmeralda probablemente más que a la Grande.
-¿Nos falta mucho?- preguntaban los ignorantes cada vez más lejos de su destino.
Uno se tenía que reír y contestar que no mucho. Mientras bajaba pensaba en lo mucho que le gustaría ese lugar a quien pensaba durante la subida. Luego, pasado un rato reflexionando solo, dejé de pensar en esas cosas y me centré en llegar al coche. Aún había bastantes cosas que hacer ese día y no estábamos como para perder el tiempo.
Cuando llegamos a la Plataforma volví a mirar el reloj. Habíamos tardado mucho menos que en la ida. También íbamos menos cargados eso es verdad, pero me da a mí que las ganas de pillar coche y de volver a casa a echarnos en un colchón tiraba más rápido de nuestras piernas. Allí pudimos decir que el Desafío estaba ¡Conseguido!



Lo siguiente era bajar al pueblo más cercano a una misa. Curiosamente acabamos a eso de la una en el que estaba a los pies de Gredos. Tocaban las campanas la llamada a la casa del Señor.
- Veo a la gente muy de domingo Ana- dije en voz baja.
- Esto parece un bautizo o algo así- dijo la pequeña Ana con una sonrisilla.
- Esto va pa´largo- dijo Javi.
Cuando la cosa empezó todo parecía ir bien. Todo estaba en orden. Pero durante la homilía comenzó el cura a realizar un -perdonadme que lo diga así- "monólogo semihumorístico" debido a su peculiar trato y forma de expresarse. El hecho de contar las cosas de una forma directa y sencilla le daba ese toque de gracia y de campechano al hombre que a mí me hizo llegar lo que él quería transmitirnos a los allí presentes.
-Y es que la Santísima Trinidad no es un misterio, es una realidad. No me cansaré de repetirlo- dijo varias veces (y las que llevaría de las anteriores misas)
La misa proseguía y de nuevo regresó el humor en el momento del bautizo. Pues preguntó a los padres del chaval que si querían bautizarlo. Y tras el sí paternal dijo: "bueno, pues vamos a bautizarle". Ale, como quien no quiere la cosa, jajaja.
Pero la cosa no acaba aquí, durante el momento de darnos la Paz los unos a los otros, vino a decir una cosa así: "La Paz, sea con vosotros!!". Entre risas no tuve más que contestar igual de campechano "¡y con tu espíritu!". "Daos fraternalmente la paz!!" (inquirió de manera alegre) No se podía decir que no.
En ese momento, debido quizás a nuestras pintillas de aventureros que solo pegaban en la montaña, noté que no todo el mundo de los allí presentes quería dar la Paz. Se hicieron los suecos. Ana y Javi saben bien lo que digo.
Tras una agradable misa y recibir una rosquilla en honor al bautizado había que buscar un sitio para comer. Lo hicimos en un pequeño espacio en un "area de descanso" de una gasolinera. Allí la llamada de la selva hizo su aparición. ¡Menos mal que eran unos servicios limpitos!. Los primeros que veo así en una gasolinera. El menú de la comida era variado respecto a los días anteriores. Atún con y si tomate, mejillones, sardinas, patatillas fritas, naranjas, manzans, zumos sin azucar, agua fresca... Durante esta parada comenzó la discusión por el dinero. Que yo he puesto el peaje, que este otro aún no ha pagado, yo puse el refugio, ¿cuánto es en total?, a mí decidme lo que me toca pagar, yo te debo tanto, saca la blackberry y suma... La cabeza me iba a estallar. Quería cortar aquello por la vía rápida. Al final parece que salieron las cuentas. Y pudimos retomar la marcha. La siguiente parada, El Escorial, primera despedida, Bal.
La salida fue por la antigua nacional y fuimos por los pueblos hasta Las Rozas, lugar dónde tomamos la A-6. Canciones diversas sonaban por un lateral del coche y las cantábamos como buenamente nos sabiámos mientras Ana hacía como que intentaba dormir algo en el asiento de atrás. With or without you, where the streets have no name, Pride (in the name of love), El dorado, Carolina, Cartas de Amor, grandes canciones sin duda. Así llegamos a nuestro lugar de partida, la puerta de la Universidad. Allí nos despedimos el resto y nos repartimos las sobras de los víveres. El viaje había terminado.

lunes, 11 de julio de 2011

Desafío en Gredos (cuaderno de bitácora): Capítulo III

Una esmeralda entre rocas y cabras

El desayuno nos puso a tono a todos los allí presentes. Cargamos las mochilas como si de plumas se tratase, aunque a los cinco minutos regresaran las quejas y las peticiones de pausa antes de seguir. Javi marcaba la senda como de costumbre, pero Nacho investigaba paralelamente con más tino un camino más suave y menos empedrado.
El ´Marqués´ se puso en cabeza, se lió el palestino a la cabeza y puso velocidad crucero hasta el final de la Laguna Grande. Allí hicimos el alto.
-Aquí podemos dormir esta noche- se comentó.
Unos metros por encima nuestra, en la pared de la roca, divisamos un hueco que era perfecto para esconder las mochilas.
- ¡Pero como vamos a esconder las mochilas!, yo me apunté a un viaje de relax, nada de traqueteo Javi- dijo Anita con más sorna que verdadero cansancio.
-Ana, así es como se hace en la Milicia (ya tuvo que salir el tema de la Milicia!!)Jorge, ayúdame a subir los macutos.
Aquí se iba a producir un caso curioso hasta entonces no probado, ¡la mochila de Nacho pesaba menos de lo esperado! las nuevas pruebas apuntaban a que en el grupo había una equivocada tercera mula de carga. Sí, digo mula, porque mulos éramos dos. La tercera era una fémina. Qué digo fémina, superheroína. Me estoy refiriendo a la más jóven a la par que más seria y preocupada por todo y todos, Mónica. Sé que será duro asimilar que el "pobre" de Nacho era un fortudo que cargaba víveres como un sherpa, pero no es así, quizás el primer día tenía cierto peso su macuto pero no el resto, ¡oh malandrín qué callado lo tenías!
Una vez escondidas las mochilas pusimos rumbo,con ropa de baño en mano, a la Laguna Esmeralda. A los pies del Almanzor y del "Perro que fuma". Allí ocurrió algo previsible para la gente muy blanquita de piel, el color cangrejo, también conocido como quemadura por lechoso. Javi, como hombre valiente y aventurero fue el primero en cambiarse de muda y explorar el interior de la Laguna. Por sus espasmos y sonidos guturales pronto nos dimos cuenta de que el agüita estaría bastante fresquita. He de admitir que pensé bastante rato el cambiarme para lanzarme a las profundidades de semejante maravilla acuífera pero al final me armé de valor. Salté, sí salté. El frío recorrió mi cuerpo en menos de lo que duran los segundos, había que moverse rápido, ahora entiendo los espasmos de Javi. Gritaba cosas impronunciables e ininteligibles, pero se me entendía, tenía frío. Como pude salí de la poza natural y corrí raudo hacia la toalla.
-No me vuelvo a tirar- dije (pero también me equivoqué).
Llegó el momento de las chicas. Su pase de modelos de bañadores verano 2011 se hizo esperar su tiempo. Se acercaron con paso firme y elegante, como buenamente puede ser un paso elegante entre rocas. Parecían modelos de Carrefour. Estaban muy bien. Comenzaron su incursión en la Esmeralda como las abuelas, poquito a poco, primero los tobillos, para que el resto del cuerpo se fuera aclimatando, luego tocaba sentarse en la orilla y frotarse el cuerpo previamente requeteuntado de crema solar factores inverosímiles (90 incluso), que aquello no era crema solar, ¡era salsa ali-oli!. El siguiente paso era el un, dos, tres, y a la vez cayeron como unas valientes cobardes en las gélidas fauces de la laguna, aunque más que laguna por su tamaño era una charca profunda. También las cosas como son.
Tras el momento ladies, el segundo momento de los valientes. El fin no era otro que como la primera vez había sabido a poco... pues había que repetir, y también para abrir un poquito de boca, que comer sin hambre no nos gusta a ninguno.
Durante la comida a la orilla de la Esmeralda, una barra de salchichón se erigió como la reina de la tarde junto con la bolsa de kikos. Las cabras que son muy listas, cuando vieron la oportunidad de tener comida de parte de los forasteros se acercaron con miedo pero sabiendo lo que hacían. Buscaban alimento y engancharon.
La tarde dio para mucho, siesta, exploraciones de saltos de agua, dar comida a las cabras... En cuanto a las exploraciones: Vale que cuando más alto subas, más pura será el agua, estoy de acuerdo en echarle las gotitas de lejía y luego el milagroso y adictivo té, pero como bien dijo Mónica "¿acaso al agua de las fuentes de aquí no hay que echarle la lejía también?" mmm curioso juicio, ¿qué tendrá que responder Agrela a semejante cuestión? ¿intentó Javi intoxicarnos con la lejía? ¿nos quiso hacer adictos al té? estos misterios aún están sin resolver, pero se conseguirá, igual que se hizo con la mochila del Marqués.


De vuelta ya a la Laguna Grande y con las mochilas recuperadas sin haber sufrido ninguna pérdida, comenzamos una velada especial. Jugamos a una especie de Party pero sólo con las tarjetas. Tres grupos se enzarzaron por conseguir el mayor número de puntos. El tándem Javi-Mónica (los milicianos), el trío Ana-Bal-Cris, y el dúo casi humorístico Nacho-Jorge (marqués-duque). La primera pareja rápidamente hizo gala de su cultura general y pronto se puso en cabeza, pero esto como no es como empieza y sí como acaba, terminó por cambiar de rumbo hacia el lado de los amos de la pantomima y justos administradores de la puntuación, que al final estuvo muy reñida, ganamos con 14 puntos Nacho y el firmante de semejante cuaderno, seguidos de cerca por los milicianos y a un punto del segundo puesto las tres señoritas que también jugaban. Como diría Fernando Alonso, Javi quedó el primero de los últimos.
De nuevo el hambre llamaba a nuestros estómagos. Al de Bal sobre todo, no paraba de querer comida. Cenamos lo de siempre, tampoco debemos recrearnos en una nueva mención de los alimentos. El tiempo empezaba a tornarse fresquito. El abrigo se necesitaba, algunos locos pusieron los gorros a la cabeza. Pronto el querido e indispensable lumen hizo su entrada en la acción.
Sin luz solar tocaba dormir, ¿o soportar una "inquietante" historia de miedo? Fue una noche curiosa. Al principio no había luna. Las estrellas estaban preciosas en el firmamento y Nacho se moría de frió y sed mientras que las chicas se acurrucaban como larbitas en sus sacos para coger la mejor postura. Javi me enseñó algunas estrellas, la P se San Pablo. Pero pronto todos caímos en el primer sueño gracias a las nanas que las ranas nos ofrecían desde la orilla e interior de la Laguna. Así transcurrió todo, al menos lo que yo recuerdo, pues para nada Javi y yo tuvimos noción de que Nacho se preparó una hoguerita por un breve periodo de tiempo hasta que la yesca ardió y luego sus penurias hasta recibir en su interior el jugo de un zumo que le calmara la sed.
El segundo sueño no llegaría hasta después de acostumbrarnos a la deslumbrante luz de una luna amarillenta, casi naranja que realizaba un eclipse con su hermano sol en plena noche. Parecía de día, pero eran las tres y pico de la noche. La luna estaba preciosa, y hacía más perfecto aquel lugar si cabe.
A la mañana siguiente, Javi, con su gracia particular, y confundiendo con pequeñas cabritillas a las larbitas despertó a base de palmas y ritmo de "arribaaa, arribaaa" a nuestras queridas chicas. Quienes pudimos divisar aquella estampa tenemos que decir que no tuvo precio verla, pero que no son formas de despertar a alguien teniendo la oportunidad de levantarles con "el pedazo" la canción del verano que bien canta Cherito y ya todo el mundo.



Tráiler para la próxima entrega: Un regreso agónico hacia los coches. Fuentes de agua que no necesitaban las gotitas de lejía. Un cura campechano, un bautizo. El regreso a casa...

jueves, 7 de julio de 2011

Desafío en Gredos (cuaderno de bitácora): Capítulo II

Auschwitz y la Laguna Grande

Fue repartirnos la comida por los macutos, ponérnoslas y como se suele decir "tiramos p´al monte". ¡Cómo pesaban las condenadas!. Estaba acabando la tarde y arrancamos la marcha rumbo a la Laguna Grande. Según lo previsto se suele tardar unas 2h y 30 min, pero todo el mundo sabe que o eres un experto o siempre te pica el reloj algunos minutillos más en la línea de meta.
La cosa rápidamente se inclinaba hacia arriba sobre terreno pedregoso y un tanto incómodo para según que calzados. Íbamos bien equipados en ese aspecto. Javi se puso a marcar el ritmo. -"Jorge, tú cierra el grupo"- dijo, aunque quien lo acabó cerrando fue Ana, siempre acompañada por Cris. Entre las dos formaron un tándem perfecto, la cola del tren. Siempre al final pero nunca sueltas. Pronto vimos a Javi en la lejanía, tirando muy fuerte. Quería llegar pronto, mejor dicho,aún con luz del día.
El terreno no parecía allanar por ningún momento, siempre cuesta arriba. Lo que suavizaba era el pavimento, el caminito de cabras en el sentido más literal de las palabras. " Javi, ¿cuánto falta?", "¿queda mucho?", "¿cuándo paramos?", "me pesa mucho la mochila", "tú quieres matarnos" son expresiones que se llegaron a oír durante la travesía. La mayoría venían de la cola del tren y suerte que se marchaban colinas abajo y pocos las escuchaban. Había que concentrarse en acompasar la respiración con el paso, un dos tres, un dos tres. La mirada se fijaba en un punto a alcanzar y no se cesaba hasta llegar a él y luego hasta el siguiente lo mismo. De esta guisa llegamos a lo alto de un montón de sedimentos. Había allí una fuente. A quien se le ocurrió la idea de ponerla allí se coronó, nos dio la vida. Un par de buches a ese líquido fresquito que manaba de un grifo de forma inagotable. Un vistazo al horizonte mientras el sol se empezaba a esconder hasta mañana. Primer contacto con la ropa de abrigo, sudaderas, jerseys de lana de la primera temporada de Cuéntame, pañuelos al cuello o a la cabeza, boinas carlistas para ciertas cabezas. Y toma de la última bocanada de aire sin mochila. Después llegaba lo más sencillo, remontar la cima y comenzar el descenso a lo que se presentaba como el apacible refugio.
Cuesta abajo todo es más sencillo. Quienes al principio cerraban el grupo luego casi lo encabezaban. Javi nunca dejó esa opción. No caerá esa breva parecía decír con su paso firme, ligero y su mirada de daros prisa que se nos echa la noche encima. Fueron momentos de conversaciones cercanas, las chicas a lo suyo, Nacho y yo a lo nuestro. Así, entre un camino emparedado por arbustos con bayas y flores amarillas fuimos empujados por la naturaleza al mirador. Se veía toda la sierra. ¡Qué maravilla! y el sol poniéndose creando un paisaje de colores inverosímiles que nos impactaron a cada uno a su manera. Pero no teníamos mucho tiempo, la luna ya quería tomar el relevo al sol, a la luz, y nos hizo sacar las linternas y el lumen. Así continuamos el descenso, con mucho tiento y acierto para no equivocar la pisada. Y mientras tanto las cabras, a su ritmo, pasaban como si de una transumancia se tratase por nuestra derecha.


Nuevamente nos impacientamos y las mismas frases que al comienzo eran comentarios jocosos se tornaron en una leve crispación achacada al cansancio de todo el periplo realizado hasta el momento, más lo que traía cada uno ya de su casa. "El refugio son aquellas luces" dijo quien ya podréis imaginar. "Venga no os paréis". A medida que uno se iba acercando las luces ya se iban haciendo menos difuminatorias e iluminaban con más acierto lo que parecia un caserón situado a los pies de las montañas -como el pueblecito de Marco (este hay que pillarlo, es humor inteligente).
-"Buenas noches"- dijimos con mucho cansancio.
-"Buenas noches"- contestó parte del aforo del refugio que estaba en la entrada reposando la cenita.
Había que pedir un sitio y las llaves de las taquillas. Los bultos parecía que no iban a caber en semejantes celdillas, pero he aquí las maravillas de la ciencia que provocaron la cabida de los macutos. A continuación cenamos entre penumbras a la luz del lumen, tras la bendición previa, unos bocatitas de atún y tomate, algo de frutos secos y lo acompañamos con té, un adictivo té de limón, zumos sin azúcar, y algunos valientes se atrevieron a catar los primeros batidos.
Antes de dormir había que visitar las letrinas para asearse un pelín. Menudo sitio. Ni en los barracones de los ejércitos de los años de comienzo del siglo pasado estaan tan faltos de glamour. Pues bien, allí puedo decir que hubo cambios de lentillas, cepillados de dientes, pises y lavados de manos, mientras se trataba de aguantar el hedor. De ese recoveco del refugio salimos más fuertes. Ya nada nos podía sorprender... pero me equivoqué.
La habitación que nos tocó parecía un barracón. No somos judíos y los dueños no eran nazis a simple vista, aunque algo de hostilidad sí que noté al apagarnos las luces en el salón-comedor. No llevábamos estrellas en el pecho, nos echamos todos en esas literas. Nacho pronto se involucró en un sueño extraño. Todo parecía tranquilo, y cuando uno se acababa de dormir zas, el otro ala de la habitación entró haciendo ruidos estrambóticos. Como si no les importase molestar. "Joder qué calor" "cállate ya""mañana a las 7 arriba" "echa p´ayá que no quepo"" da la luz que no veo""tú que hay gente", y esto entre risitas pulgosas fueron quizás los cinco o diez minutos más largos de mi vida. Pasé miedo. Ahí lo dejo. Luego recuerdo que me dormí. El día siguiente nos depararía otra aventura.
Nos despertamos a ritmo de "El pedazo", sin duda, la canción del verano. Rondarían por nuestros relojes las 8 de la mañana aproximadamente cuando asomamos nuestras ingenuas cabezas al pasillo del barracón. Todo despejado. Luego se bajó a desayunar los cruasanes rellenos y los zumos y batidos dietéticos. "Me voy a comer una manzana me da a mí".
-¿Hoy qué haremos don Javier?- pregunté ingenuamente.
-Hoy subiremos el Almanzor- contestó Javi. Buscaremos un sitio para esconder las mochilas y tiraremos rumbo a ese gran pico, y luego nos daremos un bañito en la laguna esmeralda.
-Yo lo veo Javi, pero lo del Almanzor hasta que no deje la mochila grande como que no- Respondí con un poco de pereza.

miércoles, 6 de julio de 2011

Desafío en Gredos (el cuaderno de bitácora): Capítulo I

La llegada a La Plataforma
Hace ya tiempo, pero aún recuerdo perfectamente aquel día en el que Javi me dijo en una de nuestras cada vez menos comunes, por esa época, que estaba planificando realizar un viaje a Gredos, a la montaña. No me lo pensé, dije que sí. Siempre claro está que buscásemos una fecha decente, corrijo, buscase, pues por aquellos días ya se podía comenzar a palpar cierto agobio en la Universidad, los exámenes estaban cada vez más cerca, pero aún se podía respirar cierto aire fresco y tomar algún rayo de sol en los bancos del patio para ir cojiendo cierto morenito.
Con el paso de los días la idea se fue tornando en una realidad muy posible, y tal cariz llegó a tomar, gracias a la voluntad que se puso en ello, que se hizo realidad. Antes de comenzar exámenes ya se sabía que la propuesta se iba a llevar a cabo. Aquello me gustaba, me hacía mucha ilusión -supongo que no tanta como la que tenía puesta Javi, pues era difícil de igualar, aunque lo intenté, y por momentos de flaqueza durante los exámenes, sólo con pensar en lo que me esperaría, la igualé, sería demasiado soberbio decir que la superé.
Los correos electrónicos comenzaron a ser abundantes en mi bandeja de entrada. Había que buscar rutas, qué íbamos a hacer, qué materiales había que llevar, cuánta ropa nos llevaríamos, ¿hará frío, calor quizás? ¿no lloverá, verdad?, "he oído que hay refugios", "nada de eso, se duerme al raso" y así sucesivamente casi día tras día.
Finalmente se fijó fecha, del 17 al 19 de junio. Ya sólo quedaba comprar provisiones, y que la gente -que poco a poco iré introduciendo- se repartiese en los vehículos que nos iban a llevar hasta la Plataforma, el punto de partida de nuestra aventura.
Si bien es cierto que yo le eché un poco de morro, pues estaba en la playa la semana antes, casi no organicé nada. Casi por vergüenza fui a comprar las provisiones en cuanto llegué junto a Javi, Balbina - Bal, para los amigos- y Mónica - mi querida, siempre de modo cariñoso, teniente. Compramos de todo, incluso cosas innecesarias, como el zumo sin azúcar, o batidos light, menos mal que había gazpachito y fruta, siempre recordaré la bolsa de naranjas como hizo dos noches en el maletero del coche y las manzanas que apenas probé, y mira que había. Una vez comprado todo ya solo quedaba regresar a casa, bajar el macuto de la parte de arriba del armario y llenarlo con ropajes, víveres, materiales apropiados y necesarios y con ilusión, mucha ilusión. Al día siguiente nos esperaría el comienzo de una gran aventura, de un Desafío.
Tristemente, de la convocatoria inicial cayeron por lo menos 5 o 6 personas, pero ganamos una guitarra que nos dio la vida. Peor fue el mismo día de la partida, otra baja se sumaría a la lista de perecederos que no pudieron, quisieron acompañarnos por unas razones u otras. Mientras nuestras caras sonreían, nuestras almas lloraban en cierta medida por la falta de nuestros amigos, pero había que tirar p´alante, ya no se podía volver atrás, ¿o sí? ¡Había que ir a recojer a Nacho!
- " Pardiez, llega tarde este hombre!!"
Eran ya las 15:30 horas un viernes caluroso de junio y aún tocaba esperar un pelín más, pero pronto, a eso de las 16:00 conseguimos poner rumbo a nuestra pequeña "promised land".
El atasco de salida de Madrid no hizo gracia, la verdad, al menos por mi parte, pero la música, la conversación con el siempre emocionado y alegre Javi, hizo que el atasco fuese menos atasco durante una horita en la que Nacho se estuvo dejando medio cuerpo a la deriva mientras trataba de recuperar alguna hora de sueño que le faltaba por culpa del TFC, ¡dichosos TFC!
Tras la salida de Madrid, ya por tierras segovianas camino de las avilesas, el punto, o los puntos cómicos los puso mi Tontón, mi copiloto. Hasta en dos ocasiones tomamos el rumbo equivocado culpa de las señalizaciones. ¡Si es que en España las señales están para que uno se pierda! Menos mal que la Tomtom del otro coche, el de las féminas, conducido por una más que prudente Cristina, tomaba decisiones siempre acertadas gracias, en este caso a su tontona, Bal, la cual siempre supo llevar el rumbo correcto. Si no llega a ser por ellas no hubiésemos tomado la carretera de cabras correcta que nos llevaría a 50km/h durante más de 30 o 40 km, menos mal que era el camino, secundario, pero el camino al fin y al cabo correcto. Aquel camino nos llevó derechos por la via del zigzag hacia nuestro objetivo y punto de partida, La Plataforma.