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sábado, 28 de noviembre de 2009

Películas

Malditos Bastardos (Inglourious Basterds):
¿Qúe pasaría si los judíos se hubiesen vengado de los nazis? Esto es lo que ha hecho Quentin Tarantino en su nueva película.
Lo mejor: Christoph Waltz en el papel del coronel Hans Landa y la banda sonora (casi toda de E.Morricone)
Lo peor: lo peor sería que no estuviese en los próximos oscar
Nota: 9

Distrito 9 (District 9
):
Barriada de aliens.
Lo mejor: Se puede demostrar que se puede hacer una buena película de ciencia ficción con actores desconocidos.
Lo peor: Huele a segunda parte y, eso puede hacerles degenerar.
Nota: 8

Si la cosa funciona (Whatever works):
Woody Allen en estado puro. Risas, Risas y más risas.
Lo mejor: Larry David y el mundo que le rodea
Lo peor: Algunas idas de olla del señor Allen en el guión.
Nota: 8

El secreto de sus ojos:
Un asesinato sin resolver, una búsqueda por que se cumpla la justicia, una historia de amor...
Lo mejor: Ricardo Darín y su compañero de trabajo
Lo peor: Se puede hacer un poco larga
Nota: 10

Ágora:
Alejandría en tiempos inestables. La vida de una humanista, Hypatia, es el resquicio que le queda a un bando para tomar la ciudad.
Lo mejor: Rachel Weisz
Lo peor: Es larga, pero encima, se hace larga.
Nota: 7

(500)Días juntos (500 days of Summer):
Atípica historia de chico conoce chica y se enamoran, porque el chico se enamora, pero ella no.
Lo mejor: El guión y la banda sonora
Lo peor: A veces es un poco lenta
Nota: 8

Celda 211:
Motín en una cárcel. Violencia y descontrol. No sé por qué no ha estado preseleccionada a los oscar 2010 por parte de España.
Lo mejor: Todo, pero sobre todo Luís Tosar
Lo peor: La ñoñería del nuevo con su mujer
Nota: 9

2012:
¿El fin del mundo? yo diría una catástrofe mundial. Truño galáctico
Lo mejor: los anuncios del principio.
Lo peor: el resto de la película. Casi 3 horas, insoportable.
Nota: 2 (los efectos especiales están bien)

martes, 24 de noviembre de 2009

La crisis de la industria musical en España

Alaska: “es la crisis de una industria, no de los músicos ni de la música. Supongo que es como cuando se creo la televisión y decían que la gente iba menos al cine, ¡son cosas que pasan! Música seguro que seguirá habiendo, aunque no haya soportes. Los artistas tendremos que distribuir nuestra música de otra forma, y los fabricantes desaparecerán. Todas las redes de difusión actuales lo que hacen es difundir aún más mi música, hacer que llegue a gente a la que nunca le llegaría y creo que después de cinco años en España se vive un momento de oro en cuanto a conciertos”.

La Industria del Disco siente que su fin se acerca y que, si Dios no lo remedia, va a extinguirse del mismo modo que se extinguieron los dinosaurios. Anteriormente otros industriales prósperos y decentes, como pudieran ser los fabricantes de escupideras y orinales, tuvieron que cerrar sus puertas cuando tiempos más higiénicos los declararon obsoletos. Nada nuevo bajo el sol, es la ley de la oferta y la demanda: cuando nadie quiere lo que tu vendes, desapareces.

Imagino que el lector debe estar pensando que la música no es lo mismo que un orinal y que, excepto los bebés, nadie necesita uno teniendo un buen cuarto de baño, mientras que la música gusta y ha gustado siempre a todo el mundo e incluso hay mucha gente a la que nos enloquece. Y el lector tendrá toda la razón del mundo, pero el hecho está ahí: la crisis de la industria del disco es la noticia más candente y comentada del mundo musical.

Los precios abusivos de los discos, el pirateo y las páginas de intercambio de MP3 en Internet (yo añadiría el empeño de la industria y los medios por promocionar música mediocre y aburrida pero, claro, eso es una cuestión de gustos) han hecho tambalearse a una industria en apariencia inamovible. Lo curioso es que mientras iba sacando sin prisa pero sin pausa, a puñaditos, la tierra que iba a cubrir su ataúd, la industria alardeaba de unas cifras de ventas multimillonarias (millones de copias de Alejandro Sanz, un millón de Estopa, 400.000 de Ana Torroja, otras tantas de Manolo García, Jarabe de Palo, Enrique Iglesias, Ismael Serrano, Marta Sánchez, Duncan Dhu y quien se tercie) que, indudablemente, o eran falsas o de ser ciertas denotan lo absurdo de un mercado que, independientemente de los millones, está a punto de extinguirse.

Como espectadores conscientes de las jugadas desmañadas que se estaban llevando a cabo en nombre de un mercantilismo malintencionado o ingenuo, vamos a proponer, sin ningún ánimo de polémica, los siguientes argumentos en relación con el tema para los que, afectados o no, tengan ganas de ejercitar las meninges.

I- La industria se ha empeñado obsesivamente en demostrar que la música no importa.

No podemos comprender el porqué pero así es: se supone que son la belleza física, la elegancia, la literatura y, a lo más, el sonido lo que hace vender discos. Me remito a los hechos: ¿cómo es si no que el MP3, que es sólo música, está logrando desbancar a esas ediciones en CD tan bonitas y tan caras que se empeñan en hacernos comprar? Incluso la fan más alienada, cuando se compra un disco del ídolo más lamentable -Enrique Iglesias, por ejemplo-, está convencido de que lo que le gusta es su música. Si no, se compraría postales, pósteres, cromitos o camisetas que son más baratos que el disco.

II- La industria del disco no vende música, sino soportes.

La industria del disco ha estado convencida durante los últimos veinte años de que, contando con una exposición y un valor añadido extramusical suficientes, cualquier producto se puede convertir en éxito, incluyendo los consabidos dos minutos de silencio (desde John y Yoko hasta Depeche Mode). Y, sin embargo, a nadie le gustan los discos ni las casetes per se sino las canciones que contienen: contra todo pronóstico, el público ha elegido bajarse las canciones de Internet sin soporte ni nada o comprarse los discos en el "top manta", despreciando la portada y los regalitos que no hacen más que encarecer el producto. Este aspecto de la crisis tiene difícil solución porque, desde los años 60, y quizá antes, disco y música se han convertido en sinónimos tanto para la industria como para muchos consumidores y estoy segura de que, ahora mismo, hay lectores que no están entendiendo de qué estamos hablando. Las consignas lanzadas por algunas campañas alarmistas abundan en identificar ambos. Pues no, la crisis de la industria no trae consigo la muerte de la música: ni Juan Sebastián Bach ni los grandes maestros del pasado necesitaron cobrar derechos de autor ni tener discos en el mercado para inventarse lo que ahora mismo seguimos llamando música.

III- La industria del disco no se molesta en conocer a sus clientes.

Los gustos y criterios personales de su personal y, como mucho, de la gente de los medios, constituyen la única guía para llevar a cabo tal o cual inversión. Los jefes de producto de las compañías tienen, en mi opinión, una responsabilidad injusta y las compañías arriesgan demasiado en cada lanzamiento hecho a ciegas. Es inevitable que se hayan vuelto tan conservadoras y se limiten a repetir fórmulas mil veces probadas. Encuestas, tests, estudios de mercado, sondeos de opinión y, sobre todo, servicios de atención al cliente, semejantes a los que existen en cualquier otro sector, se convierten en imprescindibles en un momento de crisis. Incluso en estos tiempos de pirateo e Internet, existen sectores alternativos de la industria discográfica que siguen siendo prósperos gracias a su comprensión de lo que el público les pide. Los ejemplos llenarían miles de páginas.

IV- La industria del disco desprecia al melómano, su único cliente potencial.

Es decir, crea su producto para el público al que no le gusta la música -en teoría más numeroso y más manipulable- despreciando a los que, por lógica, son los consumidores básicos de música: los melómanos. Generalmente se considera que este sector es más reducido y menos manejable, olvidando que, en cambio, es muchísimo más fiel y más activo.

V- La industria del disco se ha quedado anclada en los planteamientos de los años 60.

Me refiero a que, dado que fue entonces cuando, gracias al aumento de la capacidad de consumo de los adolescentes, consiguió su mayor desarrollo, sigue dirigiéndose exclusivamente al público adolescente en lugar de recapacitar y observar la cruda realidad: después de dos décadas de escasez de bebés, la edad media de los españoles sobrepasa los cincuenta años y ni el más memo de los cincuentones va a interesarse nunca por Natalia, Raúl o Snoop Doggy Dogg, ni va a sentir el más mínimo interés por la frivolidad y la locura que rigen la actualidad musical.

VI- La industria del disco ha perdido el contacto incluso con el público joven.

Sabido es que están dejando de comprarse música porque prefieren el Sega, el fútbol, el botellón y otros hobbys más divertidos y actuales: la industria del disco no ha sabido encontrar su sitio en la oferta de ocio actual para la juventud. La gente que sólo ha conocido el CD no lo valora como se valoraban antes los delicados discos de vinilo. Desde el principio sabes que tienes algo regrabable y que no vale lo que cuesta. El fracaso es mayor si se tiene en cuenta que este sector constituye su objetivo principal. No sería tan grave si se hubieran ganado otro público, pero como no es así...

VII- La industria del disco ha devaluado metódicamente su producto con el baile de soportes que se inició hace veinte años.

Porque... ¿quién te dice que, cuando hayas conseguido sustituir tu querida colección de discos de vinilo, que tantos sudores te costó reunir, por sus correspondientes CDs (porque tú sabes que, te digan lo que te digan, aún no están editados en CD todos tus discos y casetes), no van a venir con otro invento todavía más caro y todavía más moderno para que te veas obligado a tirar a la basura los CDs junto con los discos y las casetes? ¿Solución? Pasas de todo y empiezas a coleccionar cochecitos y... ¡un comprador de discos menos!

VIII- La oferta de la industria del disco es excesiva y gratuita.

Una manera perfecta de alienar al comprador: demasiados lanzamientos, demasiados nombres nuevos, demasiadas modas y demasiadas tendencias... Teniendo en cuenta que el disco no es un bien de consumo esencial como el jabón o el pan, la mayor parte de productos están destinados al fracaso. Las estadísticas no mienten: la mayoría de los discos venden menos de cien copias. El exceso de nuevos valores todavía empeora más la situación. No se cuida a los clásicos porque, en caso de éxito, los contratos con los novatos resultan más beneficiosos para las compañías que los de los artistas consagrados, más exigentes, para empezar, en los porcentajes de beneficios.

IX- La industria del disco nos ha estado obligando a comprar un álbum con doce (o más) canciones desconocidas por una que nos gusta.

Es decir: nos obliga a comprar doce kilos de arroz cuando pedimos uno para hacer una paella. En realidad es más grave: es como si, cuando vamos a comprar un kilo de arroz, nos obligasen a comprar once kilos de residuos y basura. Personalmente opino que, hablando de música popular, la canción constituye la unidad de medida y que es muy fácil encontrar canciones buenas, emocionantes o divertidas en cualquier temporada pero resulta muy difícil que quien ha grabado una de esas canciones consiga producir, al mismo tiempo, diez más del mismo nivel. La mayor parte de la música que sale a la venta son cortes de relleno y eso lo saben los propios artistas, productores y editores. En una palabra: estoy profundamente convencida de que hacer desaparecer el mercado de singles constituyó un error irreversible.

X- La profesionalidad del personal de la industria se ha degradado ostensiblemente.

Lo normal ahora es que en las discográficas trabaje gente de marketing y no gente de música. Pero vender chorizos es diferente de vender canciones y sus tecnicismos equivocados les han llevado a la crisis. Los contestadores automáticos están permanentemente enchufados para evitarse la molestia de contestar a tus llamadas. Y, llegado el caso de que consigas contactar con alguien, nadie va a saber quién eres -prueba irrefutable de que no hacen su trabajo y no leen revistas- y te van a tratar a patadas (hay excepciones, pero casi siempre se trata de amigos o gente de los viejos tiempos). Cuando yo empecé a publicar, fueron las compañías las que contactaron conmigo para hacerme llegar sus discos... Pero entonces no se hablaba de crisis y ahora sí.

XI- El mercado del disco está en manos de señores que no pertenecen al mundo de la música.

La crisis de los primeros 90 acabó con las tiendas de discos. Sólo han sobrevivido establecimientos altamente especializados y los únicos que ofrecen música al gran público son los grandes almacenes. Desprecio al cliente, desconocimiento del producto y unas reglas mercantilistas simplistas y reaccionarias rigen los principales puntos de venta de música de este país. La oferta se reduce al mínimo según criterios equivocados de gente que no entiende ni valora lo que es la música.

A continuación, los datos recogidos por la asociación de Productores de Música de España en el que se pueden apreciar las debilidades del sector: Las descargas legales de música en portales han subido un 68%, mientras que en el primer semestre de 2008 supusieron 4,2 millones de euros para la industria discográfica, en 2009 alcanzaron los 7,1 millones. La venta de música en España ha caído un 30,5% en el primer semestre del año los españoles se han gastado en el primer semestre de 2009 "poco más" de 87,7 millones de euros en comprar música grabada en soporte físico o digital, mientras que en el mismo periodo del año anterior la cifra de ventas llegó a los 126,2 millones de euros.


M.A




lunes, 23 de noviembre de 2009

Sonia

Madrid. Cualquier día de otoño. Está lloviendo. Sonia se encuentra en casa. Está haciendo varias labores. Plancha, hace la cena, pregunta la lección a Marcos -su hijo de diez años. Aparentemente Sonia parece una ama de casa como otra cualquiera.La casa donde viven Sonia y Marcos también es la casa de Rubén. Rubén es el marido de Sonia y padre de Marcos. A ambos les quiere con locura. De puertas a fuera son una buena familia.
Rubén trabaja en una oficina cualquiera. Tiene un horario normal y un sueldo también normal. No tiene problemas en el trabajo. Rubén tiene un gusto. Este gusto es tomarse una cerveza o una copa de Johnny Walker con Coca-Cola a la salida del trabajo en el bar de debajo de su casa.
...
Sonia ha perdido la felicidad. Su cara no es la misma desde hace ya un tiempo hasta ahora. Sonia se maquilla en exceso para salir a la calle. De la noche a la mañana cubre sus ojos con unas gafas de sol de un tamaño considerable. Apenas se le ve el rostro.
Cuando Marcos está en el colegio y Rubén en la oficina, ella llora desconsolada en cualquier rincón de la casa. Su vida se le ha desmoronado. Antes de que Marcos llegue a casa para comer, ella lava su rostro para que su joven hijo no note nada. Le recibe con una sonrisa todos los días y, también con un beso en la mejilla. Esa sonrisa, sin embargo, ya no es la misma de antes. Está rota. Es una sonrisa triste.
Marcos nota algo raro en su madre. No dice nada. Marcos también tiene miedo. No sabe muy bien qué pasa. Papá es bueno, pero se comporta raro con mamá -piensa.
Mamá, esta mañana, en el recreo, he metido dos goles jugando al fútbol.
Sonia le mira. Sonríe. Pero no aguanta las lágrimas.
¿Por qué lloras, mamá? ¿te e puesto triste?
No, Marcos, no. Tu no me pones triste. Lloro de alegría. Lloro porque te lo has pasado muy bien.
Sonia abraza a Marcos.
¿Comemos? Te he preparado tu plato favorito.
Mientras Marcos come,ve los dibujos en la televisión. Sonia ya ha terminado de comer. Le está pelando una pera a Marcos. A la vez, observa a su hijo y, de nuevo, sus ojos están llorosos, pero se contiene.
A las seis de la tarde, Sonia había quedado con Marga, su amiga íntima de toda la vida. Marga está separada. Tiene un hijo de cinco años, Samuel. También tiene una niña de de la edad de Marcos, Celia.
Mientras Sonia prepara café, Marga espera en una silla de la cocina. Saca del bolso un paquete de Camel Light. Le pregunta a Sonia si quiere uno. Saca dos cigarrillos. Se acerca el cenicero. Tras expirar la primera calada pregunta: ¿Cómo estás? -Sonia se derrumba. Echa a llorar.
¿Lo ha vuelto a hacer? ¿Dónde?
Sonia, tiritando y entre sollozos, levanta su jersey de lana verde oscuro hasta mostrar el sujetador.
¡Qué animal! Tienes que hacer algo. ¿Has pensado en denunciarle?
Sonia, entre lágrimas, levanta la mirada. Da una calada a su pitillo, deja en el cenicero el exceso de ceniza.
¿Y Marcos? ¿Le separo de su padre por las buenas? ¡Se llevan muy bien! Él quiere mucho a Marcos y, Marcos le tiene idolatrado. No puedo hacerle eso a Marcos.
El silencio que inunda la apestada cocina por culpa del humo de los cigarrillos se interrumpe por culpa de la cafetera.
Él es un buen hombre cuando no está borracho. Nos quiere. Yo se que en el fondo me quiere. ¿Por qué me pega? ¡joder! ¿por qué? -dando un puñetazo indeble a la encimera. Las lágrimas no cesaron hasta que Marga se fue. Mañana volverían a quedar para tomar otro café.
De nuevo, Sonia se lavó la cara para no dar muestra de su desahogo. Pronto darían las ocho. Un demonio camuflado en un traje de rebajas se acercaba a casa.Abrió la puerta. Marcos salió disparado a darle un beso y un abrazo.
Ven aquí, ¡campeón!. A penas le dio tiempo a soltar el maletín.
Mamá, mamá. Papá ya está en casa.
La mirada de Sonia mostraba miedo. Rubén, en su mirada, no mostraba arrepentimiento, simplemente estaba cansado de haber trabajado durante todo el día.
¿Qué tal el día, cariño?
Bien, como siempre - contestó Rubén con sequedad.
Antes de nada, Rubén se acercó a la nevera y sacó una lata de cerveza. Luego se acercó a Sonia y le dio un beso en los labios. Un beso simple. A Sonia le recorría el cuerpo una extraña sensación, el miedo.
¿Estás bien? Te noto rara ¿No será por lo de ayer?
Sonia estaba a punto de llorar.
Ya sabes que no soy así. Yo te quiero. Mírame. Yo te quiero más que nada en este mundo.
Yo también te quiero -dijo Sonia sin mirarle a la cara.
Escucha, voy a bajar al bar a ver el partido. Hoy juega el Madrid. No me mires así. Ya sabes que me gusta ver al Madrid y tomarme algo con los colegas del bar.
Mientras se alejaba, Sonia le miraba con miedo. Se podía imaginar lo de después, pero esta vez se equivocaba.
...
A las doce de la noche, Rubén entraba en casa dando tumbos. En la cartera no le quedaba ni un duro. Se lo había gastado todo en copas y en la máquina tragaperras. Marcos ya dormía. Sonia le esperaba en el sofá del salón viendo la televisión. Sonia, al verle, trató de aparentar normalidad. Quería ayudar a su marido pese al miedo que le tenía.
¿Cómo han quedado?
3 a 1.
¿Han ganado?
Sí.
¿Quieres un café ... o agua?
Vamos a la cama.
¿Seguro que no quieres un café,cariño?
Vamos a la cama, ¡joder!, que ya no puedo follar con mi mujer ¿o qué? Me paso todo el día en la puta oficina dejándome los cuernos y cuando llego a casa ¿qué me encuentro?
No empieces, por favor
A Sonia le temblaba todo el cuerpo. Buscaba una salida, pero Rubén se acercaba y ella no encontraba hueco alguno. Le agarró del cuello y le besó lentamente. Ella trató de separarle. En ese estado no quería nada con él. Comenzó a llorar.
Déjame, por favor.
¡Cállate, coño!
Rubén se quitó la camisa y le quitó a Sonia la parte inferior del pijama violentamente. Rubén terminó de desnudarse. Le quitó las bragas a Sonia. Quiso penetrarla, pero ella se lo quitó de encima con un empujón.
Ven aquí.
Cuando la alcanzó le dio un bofetón. Ella calló al sofá. Después, la levantó y le dio otro bofetón que la tiró al suelo. Acto aseguido, le dio una patada en la boca del estómago. Sonia estaba sin aire. No veía el final.Todo terminó con un puñetazo que la dejó inconsciente. Aquella paliza dejó a Sonia en coma.
...

Diversos estudios científicos, afirman que el cuerpo humano pierde 21 gramos de peso en el momento de la muerte. Las hipótesis más románticas dicen que la péridida sufrida es el alma y ese, su peso.
Sonia ha perdido su alma, pero está viva. Ahora deambula como una zombi en el mundo de los vivos con su hijo. Ya no tiene miedo, pero todavía, es frágil su estado emocional. Sonia ha decidio no volver a estar con ningún hombre. Su miedo al fracaso y su amor a Marcos han hecho que tome esta decisión.
Su vida, puede ser la de cualquier mujer que sufre malos tratos. Pensemos.

J.V.