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martes, 2 de marzo de 2010

Un viernes tonto

Permitidme que os cuente una historia que me tiene en vilo. No es nada del otro mundo. Yo diría que es hasta una tontería, pero es que si no lo cuento reviento.
Situaros por favor en un viernes cualquiera de un tiempo atrás. Me acabo de levantar de la siesta. A saber qué hora es. Mierda, las 20:30. Es muy pronto para todo. He quedado a las 23:00 en casa de unos colegas para hacer algo de botellón. Luego saldremos por ahí. No hay un plan fijo después de la priva.
¿Qué hago hasta las 23:00? De momento me voy a acercar al ordenador, pondré un poco de música. Abro la carpeta The Ramones y pincho la pista 2. Está sonando Blitzkrieg Bop. A ritmo de Hey, ho, let´s go! Pincho la pestaña del navegador Mozilla Firefox. Hace tiempo que uso éste porque el Explorer va muy lento. Marco tuenti y me meto en esa red social para ver si tengo alguna novedad en mi perfil. No hay nada, ¡qué novedad! Así que pincho en As.com y bwin.com, quiero ver a cuanto están las apuestas para ver si meto algún pavo a algún equipillo de fútbol. Pero sigo medio “sobao” de la siesta, así que bah, ya veré mañana si apuesto algo.
Sin querer, doy con el codo a un libro que hay en la mesa y lo tiro al suelo. ¡A tomar por culo! Siempre igual. ¿Por qué no leo un rato y así paso el rato? Está bien. Abro el libro de A. de Foxá titulado Madrid, de Corte a checa por algo menos de la mitad y comienzo a leer. Pero no consigo leer más de cinco puñeteras páginas. Me está aburriendo soberanamente.
Con la tontería ya son las 21:10. Voy a ir al cuarto de baño, me afeito y me ducho y así hago algo más de tiempo y me voy arreglando. Lo cojo todo, la camisa, el pantalón vaquero, gayumbos marcapaquete, calcetines y unos altavoces junto con el ipod. Preparo la máquina, la maquinilla y el gel/espuma (léase gel barra espuma). Me pringo la cara con el gel barra espuma. Parezco el puto Papá Noel. Ahora a la maquinilla le cambio la cuchilla, la mojo en agua ligeramente caliente y doy comienzo a mi rasurado facial. Me quito solamente los pelillos que molestan a mi sexy e irresistible tirar y bigote ( de los de ahora, no de los de la época de Franco). Ésos los retoco con la maquinilla, que para algo me la regalaron en unas navidades pasadas.
Una vez afeitado, me ducho y, tras la ducha me termino de acicalar, ¡qué palabra más bonita! Acicalar. Mamá mientras espera en la puerta del baño.
¿Qué vas a salir? –No mamá, me pongo así para cenar
¿Adónde vas?- A casa de un colega de la uni.
Te he dejado un mixto para que cenes algo. – Ok, gracias mami, ¿me dejas el coche?
No que luego bebes. – No hay suerte. Otro día.
Para ir a casa de mi colega tengo que coger el metro, pero antes haré un alto en el chino de al lado de mi casa para comprar unas cervecitas. Yo es que soy más de cerveza que de ron o calimotxo.
Una vez en el metro… había que verme, tan guapete y tan… llamémoslo alcohólico ( 3 litros de Mahou me califican) Por suerte, consigo pasar desapercibido entre jóvenes ya borrachos y yonkis adormilados o drogados que vienen desde Pitis ¡Qué mal está la juventud! o ¡Esta chavalería…! Como diría Torrente.
Cuando salgo del metro me encuentro más de lo mismo, pero consigo llegar hasta el portal y llamar.
¿Síii?- Abre- ¿ya?- ya.
El colega vive en un 3º, y el ascensor es de los de la primera temporada de Cuéntame, antiguo antiguo. Se jode a menudo, así que hago uso de las horas de gimnasio ( de hace 2 años, pero es que quien tuvo, retuvo) y subo andando con las birras al lomo.
Una vez arriba me recibe con los brazos abiertos y con una copa en una mano y un cigarrillo Lucky Strike en la otra a medio consumir.
¿Han llegado ya éstos?- Hay 2, faltan otros 3 más por llegar
¿Las chicas van a venir? Sí, las acabo de llamar, ahora vienen, tienen que traer los hielos.
¿Un PRO mientras?- venga.
Cuando llega todo el mundo comenzamos a privar. Son las 23:25 aproximadamente.
¿Dónde salimos luego?- no sé, me da igual
¿Un pachá o kapi?- quita quita, que es muy caro
¿Una Riviera? Muy lejos
¿Amos, que a Campus, no?- Por mí vale… Cabrones…
A la 1:00, aunque normalmente es más tarde, mucho más tarde, salimos de casa entre jijís y jajás y con un movimiento vaivenoso (de vaivén). Es entonces cuando comienzan los cánticos y los gritos y alguna patada que otra a una papelera o a un retrovisor que no debería estar en esa posición un viernes o sábado noche, pero eso es lo de menos.
Chavales, ¿lleváis alguno pasta para dejarme?- Yo te dejo
Gracias tío, eres un chaval de puta madre (exaltación de la amistad)
Oye, ahora tratad de haceros los normales- dice uno- que como os paséis no entramos.
Ja j aja. Ok tío, me haré el normal (hacerse el normal consiste básicamente en 3cosas: andar recto, abrir mucho los ojos y vocalizar. Tarea imposible pero se convalida si se está uno callado y saca el dinero y se lo da al puertas)
Una vez dentro ¿qué hay que hacer?, ¿buscar la barra? Buena idea, pero no es lo primero. ¿Buscar un grupo de chicas a las que entrar? También buena idea, pero de nuevo es secundaria. Lo primero es hacernos un hueco para estar. El paso 2 es ir a la barra y tratar de que te pongan tu peloti favorito.
¿Johnny-cola?- perfecto reina (no sé porqué a las camareras cuando uno va borracho las llama reinas o chatis o jefa)
El paso 3 es divisar a las chicas. Mi colega y yo las buscamos y, una vez divisadas buscamos la manera de entrarlas con éxito. Hay 2 formas de entrar con éxito a una mujer. La 1ª y más utópica es acercarse, presentarse y comenzar cualquier conversación estúpida que apenas se entiende debido a la música tan alta qu el pone el hijo del dueño del local. La 2ª opción es la de esperar a que suene Melendi o Bisbal, y en su defecto Muchachito Bombo Inferno, y entrar a bailar en su grupo para poder cogerlas desprevenidas. Esto casi siempre triunfa porque después de Melendi llega siempre una lenta y eso ya te da toda la ventaja.
Bien, una vez aprovechada la opción 2, ya cada uno nos desentendemos como amigos y nos concentramos en nuestra nueva amiga.
Aquí no se puede hablar ¿te apetece ir a otro sitio más tranquilo? – Es que estoy aquí con mis amigas.
Busca una solución. Ok, vamos al sofá. Ahí, entre susurro vocera (debido al volumen de la música) y susurro ¡sin querer! y bien lo sabe Dios que es sin querer, cae un pico. Un pico que lleva a otro pico, y ese pico a un beso y el beso a otro con lengua y… en fin. Que la noche la termina uno solo en casa con una sonrisilla picarona y con la mano en el … con la mano en su sitio, ya me entendéis.
Al lunes siguiente, ¡oh dios mío!, ¿qué pasa? Te la encuentras en la Universidad. Yo me hice el despistao, pero cuando ya coincido con ella en clase se me cayó el mundo encima. ¿Qué hago? ¿dónde me siento? A su lado no porque a ver si va a pensar que quiero algo y no.
Ey, hola – Mierda, me ha visto. ¿Por qué me habré liado contigo? Ya decía yo que me sonabas de algo
¿El próximo finde vas a salir al mismo sitio? Pues… probablemente, aunque puede que cambiemos.
Cambiar…- Si, es que somos muy de cambiar.
Oye, pues hacemos una cosa, te doy mi número, mi tuenti, mi messenger y mi facebook y quedamos ¿te parece?
(por dentro): Me parece mal, pero por otro lado… es que hija mía estás…
(por fuera): Bueno, pero llama tu que yo no tengo saldo.
Total, que al finde siguiente pasa lo mismo y al otro poco más. Nos vamos conociendo, nos vamos follando y vamos saliendo. Vamos, que somos novietes. Ojo que mi colea está igual eh.
Ahora, aquí me tenéis, escapándome de sus garras para ir a la cocina a por un vaso de agua. ¡Qué fresquita!
Pero lo que me tiene en un sin vivir, con el run run, es que cómo dejo a alguien a quien no supe decir que no en el momento adecuado. Pues ala, ya lo he soltao.

J.V.F